La obra plantea la relación entre el material de archivo como un factor fundamental para la construcción de la historia y en otro extremo, su manipulación como la imposibilidad de ella. La Masacre de Tlatelolco es
un hito en la historia de México- y de América Latina- que se plantea como un símbolo de la Guerra Sucia y de la Guerra Fría, donde el exterminio, la impunidad y el ocultamiento, son formas de violencia que se imponen para lograr el control social, utilizando el shock como método de inteligencia propuesto como la “solución” de los conflictos políticos y sociales. La desproporción de la Masacre de Tlatelolco, la borradura de las víctimas, el ocultamiento de sus cuerpos, la dificultad para elaborar los hechos y obtener justicia y sanción, transforman la condición del secreto de la información como la operación política más eficiente para contener a los movimientos sociales y políticos que se establecen en América Latina. La figura del desaparecido, como el eufemismo que invisibiliza la violencia, banaliza el horror, corrompe el sistema de justicia y al sistema político.

La obra propone tres instancias espaciales que elaboran el material de archivo que involucra a la Masacre de Tlatelolco: archivos desclasificados de EUA que fueron secretos, archivos históricos de México y archivos que contienen el devenir de la lista de víctimas. La obra construye un espacio físico y material para la exhibición y conservación de esos archivos, además de producir las narrativas, secretas, públicas, verdaderas o falsa, que estuvieron implícitas en el modo en que la masacre fue documentada en términos oficiales desde organismos nacionales e internacionales.

Los archivos seleccionados construyen el relato de los hechos y también evidencian el ocultamiento y la corrupción que están implicadas en la ausencia de identificación de las personas asesinadas, en la aplicación de justicia y en la construcción de memoria, permitiendo al espectador-lector poder consultar esta historia en el interior de la obra. La selección de los archivos norteamericanos y mexicanos sobre este hecho y el modo en que están dispuestos, son entendidos como una alerta a la condición de la historia mexicana y latinoamericana, que denotan su sentido de interdependencia, intervencionismo y colonialismo, siendo la ausencia de la determinación de las víctimas y su ausencia de justicia y narrativa, uno de los efectos más nefastos de la historia de la segunda mitad del siglo XX en el continente.